En la quietud nocturna, mis palabras danzan,
convertidas en versos, liberando el peso del día.
Cada letra es un susurro, una melodía de alivio,
un eco de emociones que se entrelazan con anhelo.
El corazón palpita en cada línea trazada,
mi ser se encuentra, se pierde y renace.
En el lienzo blanco de la noche, brota la esperanza,
en versos que abrazan la promesa de un nuevo día.
El deseo de un alma inquieta se desborda,
en poesía que busca su lugar en la historia.
Renace el amor en cada estrofa tejida,
y la esperanza florece como una flor dormida.
Al final de cada página, un ciclo se completa,
la vida se renueva en la magia de la letra.
En el silencio, encuentro mi voz,
y en la poesía, encuentro mi paz.