Soy honesta y llamarte mi amor, ya yo no podría.
Recordaba ayer, algunos momentos, muy bellos.
Bellos, porque del amor romántico, yo nada sabía.
No sabía eso del amar y no vi venir, los atropellos.
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Evoco, ese primer grito que, me dejó, casi pasmada.
Ni siquiera mi padre, algún día osó, darme maltrato.
Llegan recuerdos y verdad, me sentí por ti, abusada.
Mi sollozo no te gustó y ese episodio, hoy yo rescato.
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Peyorativamente, me dijiste: la niña mimada de papá.
Razón por a cuál, me enfoqué, para conocer tu rabia.
Me cuesta entenderte y es que, no conoces a mamá.
Temí que escuchara, porque es una mujer muy sabia.
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Un día me contó de las rabias de mi abuela con Ella.
Aún, era la novia y se fue a visitar a su futura suegra.
Mijita, busque el mandil, esa fue la primera querella.
De haberle puesto, el acento temprano, Ella se alegra.
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Mi padre la miraba callado con un gesto de aceptación.
Rompió el silencio para decir: “mijita” oiga a su madre.
Sigiloso trajo su guitarra y nos cantó una linda canción.
Hija dijo: viendo a mamá, recuerde que Ud. tiene padre.