Dagoberto Guevara

Repartamos culpas

Qué difícil es reconocer mi culpa, cuando mi orgullo aún intacto quiere echarte en cara todo el dolor, todo el sufrimiento que he sentido estos últimos años. 

Qué fácil es culparte a ti para correr a los brazos de otra. 

Qué fácil es olvidarme de lo que a Dios prometí, cuando tú ayudas con tu comportamiento actual tanto pero tanto a que te odie, tanto que no sé qué hago aquí hoy recordándote. 

Que fácil me haces el olvidarte porque no veo ni una sola gota de arrepentimiento en tu conducta, en tu pensamiento, ni en tu discurso, te ves tan autoritaria, tan empoderada, tan autosuficiente que hasta me miras con lástima. 

Porque cuando te miro hoy no se ni lo que veo, veo soledad, veo aislamiento, veo orgullo, pero parece que es una realidad solo de mi mente. Me atrevo a decir que veo mucho sufrimiento futuro, quizás sea mi rayón y no el tuyo. 

Que difícil fue aceptar que no me querías a pesar de que me lo gritaste de mil formas y aun así nunca te escuché, no te escuchaba porque rasgué mil veces mi dignidad y autoestima para sacar pequeños trozos de amor y armar con ellos nubes rosas con las pocas sobras de interés y afecto que me dabas. 

Qué fácil era callar tu culpa, que fácil era justificarte en medio de mi soledad. 

Qué difícil fue sacar la cabeza del lodo y ver la realidad.

Qué doloroso fue darme cuenta de que llevaba toda una vida luchando por este amor y tu andabas muy ocupada guardando secretos. 

Que fácil es decir hoy que fue tu culpa, que difícil es hoy aceptar que la mitad fue mía, que por no hacer también se paga, que por callar también se tienen que rendir cuentas. 

Qué difícil es repensar mi vida para albergar la opción de soñar con otra oportunidad. 

Qué raro sabor tiene la libertad a la que ahora me enfrento, una libertad que no quería, una libertad que no entiendo, una liberta que no sé en qué consiste. 

Ventura.