Fuiste a nacer campesina
entre campos y entre sol
que fue tu cuna las manos
de un forjado labrador.
Y creciste con el vicio
de la espiga y del sudor…
Eran tus ojos campanas
que tañían por amor.
Y de tu cuerpo inocente
madurado por el sol
fueron creciendo los frutos
de tu primavera en flor.
En la soledad del campo
entre fríos y calor
entre viejos matorrales
calcinados por el sol
has nacido de la tierra
modelada con amor
y es la tierra quien resalta
las espigas de tu voz.
Vas recorriendo las calles
en busca de un gran amor
ni siquiera te das cuenta
que en las calles ando yo.
¿Cómo es el hombre que anhelas
para entregar tu corazón?
¿Quizá callado y poeta
melancólico y bribón?
Solo pido que una noche
tu somnoliento calor
aterrice en el paisaje
donde suelo habitar yo.