Ya no hay lágrimas que recoger
ni recuerdos que volver a abrir,
ni dolores que volverán a doler
ni versos heridos que escribir.
Ya no hay tiempo ni instantes
ni lugar para una nueva soledad,
ni horizontes que estén distantes
ni silencios en mi negra oscuridad.
Ya no hay ni aciertos ni errores
ni un rostro que volver a dibujar,
ni historias de viejos amores
ni sueños que tener que soñar.
Ya no hay lugar dentro de mi vida
ni hay un alma con sus aciertos,
ni aquel beso de aquella despedida
el duelo de todos mis sentimientos.