FRANCISCO CARRILLO

no tengo remedio¡

Que del amor en la vida

siempre me he sentido preso,

puede ser que sea, por eso

que aunque me esconda, me siga¡

y enamorado me encuentro.

 

Que no encuentro la medida

ni la balanza que usar,

que aunque este mal que lo diga

me enamoro sin pensar,

y no encuentro una salida.

 

Que es verdad que en mi pueblo

todos saben como soy,

que al amor nunca le doy

esquinazos ni rodeos,

y donde este, siempre voy.

 

Que me gustan las mujeres

no es mentira, no lo niego¡

doy amor siempre que puedo

y con ellas siempre estoy,

entregándome al deseo.

 

Orgulloso no me siento

ni tampoco me reprimo,

la mujer del panadero

sabe bien lo que les digo,

cuando hablo de deseo.

 

También la de correos

me conoce, pero bien

pues mi amor se lo entregué

sin tener sobres ni sellos,

pero bien que la gocé.

 

Al pobre del butanero¡

no me quiero ni acordar,

mientras el reparte el gas

yo a su mujer me la bebo,

con sorbitos de champagne.

 

Y a mi señora alcardesa¡

mi respeto y el de todos,

pero vestidos y bolsos

se los arranco a ella,

para que sienta buen gozo¡

 

La verdad, no tengo cura

ni la busco, ni lo intento,

es amor que llevo dentro

y lo entrego con dulzura,

sin pensar si esta mal hecho.

 

A la que vende la fruta

o el pescado en el centro,

todas ellas me disfrutan

la mujer del camarero,

y la del puesto de mudas.

 

La que vende los cupones

y la mujer del sargento,

o la esposa del maestro,

saben bien de mis amores

y que doy siempre el que tengo.

 

Que del amor en la vida

siempre me he sentido preso,

y soy preso del querer

por eso te digo, vigila¡

guarda bien a tu mujer,

por si paso por tu pueblo

que mi amor, siempre daré,

porque no tengo remedio¡