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Joven poeta, te escribo sin saber si algún día leerás esta misiva, y te escribo porque no quiero que pierdas tu precioso tiempo como lo perdí yo; navegando en mares tempestuosos envuelto por la más oscura de las tinieblas, la ignorancia.
Si tienes la vena poética; que no es otra cosa que vocación hacia la poesía, ya eres poeta aunque no hayas juntado aún dos palabras en un verso; lo eres, al menos en potencia.
Si además de eso tienes esa pasión que obsesiona al punto de quitarte el hambre y el sueño; entonces no tienes más remedio que rendirte a tu destino; por tanto no hagas caso de tus padres que te impelen a abandonar tu sueño bajo la excusa de que los poetas nos morimos de hambre; porque es mejor morirse de hambre que morir de depresión y la depresión te acorralará sin piedad ninguna si no sigues tu corazón, por la sencilla razón de que jamás nunca te sentirás realizado; no importa qué tan bien hagas ese otro trabajo en que te desempeñas; no importa qué tanta pericia hayas desarrollado en esa otra profesión que ejecutas tan solo para complacer a quienes amas.
Y es que estás marcado, condenado a cumplir con el propósito para el cual naciste o a hundirte en la más profunda depresión si esquivas dicho propósito.
Entonces, para que puedas pulir esa vena y excavar de ella las joyas literarias que tiene enterradas; permíteme darte unos consejos:
En primer lugar has de saber que el “genio es el resultado de un diez por ciento de inspiración y un noventa por ciento de transpiración” como bien dijo Albert Einstein;
esto significa que para expresar tu mundo interior requieres de esfuerzo, mucho esfuerzo, a veces demasiado esfuerzo… la buena noticia es que si tienes esa vocación y esa pasión de la que hablábamos más arriba, todo ese esfuerzo en lugar de cansarte te llenará de energías, en lugar de aburrirte te motivará más y más.
La poesía es un arte y como todo arte requiere que desarrolles pericia.
Y la pericia es esa frontera donde confluyen la práctica y el conocimiento.
Para hacerte con la práctica todo lo que tienes que hacer es escribir, escribir mucho, escribir todo lo que te pase por la mente; desde “Mi mamá me mima” hasta “deambulando por orbes extenuados y asediados por históricas pretensiones; atosigado por los báculos de tiempos ancestrales entre etruscos y sabinos” o lo que sea que se te ocurra; y por favor, por lo que más quieras, atesora todo lo que escribas…no botes nada, aunque te parezca ridículo, inútil, tonto o lo que sea, no botes nada… para releerlo constantemente; porque mientras más te lees mejor te conoces, y mientras mejor te conozcas más auténtico y original serás. Además releyéndote constantemente tendrás la mejor medida de tus progresos; qué tan bien lo has hecho, cuánto te has desarrollado y qué te falta por pulir y aprender. Como dicen los profesionales de la Programación Neuro-Lingüística: “Para llegar a donde quieres ir tienes que saber primero dónde estás parado” y no hay mejor manera de averiguar eso que leyéndote a ti mismo en el tiempo.
No cometas el error que cometí yo tantas veces; de botar todos mis cuadernos cada tantos años; porque cuando los necesites –y ten por seguro que los vas a necesitar- ya no estarán; recuerda esta sentencia: La peor enfermedad de un escritor es dudar de su trabajo…confía en ti y en tu obra, aunque los críticos quieran hacerte pedazos, también despedazaron a Lope de Vega, a Quevedo y a Garcilazo en sus respectivos tiempos; pero, por otro lado tampoco es bueno que hagas oídos sordos a la crítica verdadera, la que construye y edifica.
Para obtener el conocimiento es necesario que leas; como dicen todos los poetas, tienes que leer a los poetas que te precedieron, pero mi experiencia me ha demostrado que eso no basta; no… si buscas la excelencia.
Y es que una casa sin buenos cimientos no se sostiene mucho tiempo, y mientras más alto sea el edificio literario que quieras construir, más hondos han de ser sus cimientos.
Es menester que aprendas teoría poética, las poéticas de Aristóteles, Platón, Horacio, Muratori, Luzán son las bases de las poéticas que les siguen; luego de leer estos trabajos básicos puedes abordar y disfrutar de las poéticas más recientes del siglo XX.
No hagas caso de los que te dicen que el pasado ya pasó y que ya no importa, ya te lo dije, si los cimientos no son profundos el edificio se cae…
Y tienes que aprender Métrica Castellana (eso si piensas escribir en Castellano; si tu intención es escribir en otro idioma, hazte con un tratado de métrica para ese idioma, porque aunque puedan parecerse; nunca son del todo iguales)
No hagas caso de aquellos que te gritan que la métrica es inútil porque ahora predomina el verso libre; la verdad es que el verso libre es la ruptura de las reglas y la única manera de romper las reglas con elegancia es CONOCIÉNDOLAS A FONDO.
Tienes que aprender Retórica, trata de no saltarte la parte de la oratoria, porque te puede ayudar a declamar tus versos con propiedad, al menos ojéala, eso si profundiza lo más que puedas en las figuras literarias.
La verdad; no es necesario que te aprendas sus nombres y taxonomías, pero si es imprescindible que las tomes una a una y te ejercites en ellas tanto como puedas, hasta internalizarlas y hacerlas parte de tu manera de hablar; recuerda que el verdadero poeta no es el que escribe poemas, sino el poema ambulante; el verdadero poeta es un poema que camina y respira y suelta tropos y figuras reiterativas y tiene ritmo en sus discursos.
Si solo quieres versificar todo lo anterior es superfluo, pero si quieres resaltar hasta lograr la excelencia, conviértete en tu poema, respira poesía, sueña con ella, vívela, y en lugar de escribir para vivir vive para escribir.
Tienes que estudiar Estética, al menos ojear los textos de esta materia, pues la poesía es belleza y sensibilidad y si no sabes qué es la belleza difícilmente podrás escribir algo bonito.
Finalmente tienes que agudizar tu capacidad de observación; es decir tus sentidos, tanto los externos –vista, oído, olfato, gusto, tacto- como los internos o propioceptivos y aún el sexto sentido.
Debes observar desde la mayor cantidad de perspectivas posibles e imaginables, hasta que consigas esa sensación de asombro que sienten los niños la primera vez que ven el mar o un ocaso o un cielo estrellado; incluso tienes que meditar el objeto del que quieres inspirarte y observarlo desde tu punto de vista, desde el punto de vista de otra persona (poniéndote en su lugar, viendo lo que ella ve, oliendo como ella huele, sintiendo lo que ella siente –o cuando menos lo que crees que ella siente-) y desde el punto de vista del objeto en cuestión. En tu mente, trasfórmate en el objeto, si vas a escribir sobre una golondrina tienes que hacerte golondrina.
Para obtener recursos para tu creatividad usa el método de anclaje, que puedes conseguir en cualquier libro de PNL y a mí personalmente me ha ayudado mucho.
Para inspirarte lee poesía, escucha música, reflexiona, medita, pasea y observa tus alrededores; recuerda que la poesía está en todas partes, en tu entorno y también dentro de tu persona; y la omnipresente poesía está en las realidades multidimensionales de este maravilloso Universo, tan sólo esperando que llegue la persona empática y sensible que la descubra y se la lleve a sus cuadernos.
Una última cosa que estaba olvidando y es de importancia crucial, gracias a Dios que existe Almuedena De La Fuente; poetisa amiga mía que me lo recordó. Cómprate una libretica de bolsillo y un bolígrafo y lleva estas dos herramientas contigo a todas partes, porque la inspiración es muy caprichosa y suele aparecer donde y cuando menos te lo esperas; y desaparece sin dejar rastros tan caprichósamente como apareció; nunca confíes en tu memoria, el olvido es una trampa caza bobos, que no avisa...anota en tu libreta la frase u oración que surgió o incluso el poema si ese fuera el caso.
Y con esto me despido, sé que no he ahondado todo lo que mereces joven trovador, pero todo lo que falta lo consigues si aprendes a buscar, en las bibliotecas, en las librerías y en la WEB
Cualquier duda que tengas, pregúntale al Santo que todo lo sabe San Google
Abrazos astronómicos y siderales desde este rinconcito Caribeño y Vesuviano de la Via Láctea