La osita panda
que aún no andaba
jugó y jugó...
En nuestro bosque
se le adoraba,
comió y comió...
Era cuidada
por los panderos,
creció y creció...
Necesitaba
de compañeros,
buscó y buscó...
Se amplió la banda
de ositos panda;
tuvo hermanitos...
¡y muy bonitos!
Feliz anduvo
y, luego tuvo
su propia hijita:
Esperancita.
Xin Xin, Xin Xin...
come festín.
Por las mañanas,
mucho bambú
y, las manzanas
que le das tú.
Sus ojos claros
muestran cuidados.
Ella es la reina
que no se peina;
suave pelaje,
su bello traje.
¡Ella es tesoro
mayor que el oro!
Xin Xin, Xin Xin...
ella es osita
que se encapricha,
también dormita.
¡Ella es la dicha
de este jardín!
Xin Xin, Xin Xin...
eres emblema,
eres legado.
¡Este poema
tú lo has llenado
de amor sin fin!