Entre sueños muertos, existen
heridas que hacen llorar,
mientras tratas de dibujar alegrías inexistentes,
que solo son pequeñas pausas.
Que al término de minutos, horas o días te dejan solo.
Y solo te das cuenta que eres un dibujo,
de un día más que el tic tac del reloj,
te debilita porque esta por acabar.
Señor, permíteme no ser un simple dibujo,
se que me das voluntad,
pero mis heridas me han ganado en llanto y aunque en ti.
Me regalas lo más apreciado que es el despertar.
Mi dolor es clavado en el corazón, sintiéndome débil al andar.
Lágrimas obscuras, que secan el corazón.
Convirtiéndome en piedra, y sembrando la incredulidad de poder me levantar.
Solo su bendición, señor, puede arrancar de raíz, este dolor que aun vive en mí, debilitando mi existir.