he orado sobre lapidas frias
en escalones de marmoles
gastado por los pasos desde
que edades el rezo
asomando a los labios
para calmar la sed antigua
esa orfandad del alma
esa niña perdida
que caminaba sola
gritando su dolor
por las calles empedradas
de una ciudad lejana
y acaso
tambien desconocida