Ella salía de la iglesia
Yo me le quedé mirando
Sus ojos apenas me vieron
En esa tarde de invierno.
Sus pasos como gacelas
Flotaban como los pájaros
En el umbral de la calle
Nuestros ojos se cruzaron
Desde entonces me di cuenta
Ella lo sabe de sobra,
Que yo la quiero a la buena
Para llevarla a la iglesia.
La tarde gris sacudió
Mi corazón como duelo
Sus pasos que se alejaban
Fue un adiós sin regreso
Desde entonces yo la busco
Con el corazón muriendo
Con mis ojos alargados
En espera del reencuentro
Los santos como patronos
Que la gente aquí venera
Son testigos de mis rezos
De mi amor por mi morena.
En el atrio los domingos
Del templo frente a la plaza
Cantan las aves del campo
Entre hojas y ramas secas.
Nada que veo sus ojos
Ni sus pasos en la plaza
Ni sus rezos en la misa
Ni en el atrio su mirada.
Toda ella es un misterio
Ni el cura sabe de ella,
Dicen que se fue llorando
Cuando se fue de la casa.