Silva abrió en mis llagas el fuego
Obeso alimentó mi sed de pasiones
Jattin enloqueció con mis memorias
Samper imprimió mi eterno duelo
Negras las nubes que colorean los cielos
En azules y rosados del orínico ocaso
Pinta de agua fresca del jardín eterno
Que cargan cansados y difusos ensueños
Fresca nota de nocturnos y baladas
Que canta el loco sin saber que será de mí;
Hallando los cuerpos de poemas pútridos
Con notas dulces de ajenjo y alelí
Vago como errante de mis descarnadas letras
En la eterna noche de la impavidéz de mi mal;
Sueño con los ojos del alma agónica y desterrada
De la triste cárcel que ha labrado mi soledad
Hoy de Cristo la lección mas grande yo aprendí:
Después de muchas muertes que yo he velado con celo
La resurrección solo será posible en la cordura del desquiciado
Cuando entienda que su alma nunca ha estado en el sueño de los muertos.