lorenzo salamanca garcia

CUERPOS:

Donde otrora hubo barro,

creció la hierba

y en ella brotaron las primeras margaritas.

Dos amantes cogidos de la mano

avanzaban abriendo una senda.

Se pararon, se miraron a los ojos desnudos,

abrazaron sus cuerpos

y se besaron como si ya todo estuviera dicho.

Un niño jugaba con su perro.

Junto a las flores crecía el afecto.

El viento traía aromas de una primavera recien estrenada,

tras el duro invierno.

A los cristales de una ventana

se asomaba un gato,

augurando que es posible vivir varias vidas

en un mismo cuerpo.