1
Algo tiembla en los arbustos que pueblan mis recuerdos infantiles
y en los ascensores de los edificios santiaguinos.
Hay disputas en todas las esquinas y cada respiro cuenta:
sobrevivir nunca ha sido fácil.
Una luz alumbra constante en la televisión
todo lo conocido se derrumba
tal vez debería dar la noticia.
2
¿Qué es lo que pasa?
Nadie pregunta, todos asumen
dentro del estrecho marco que nos brindó
el Ministerio de Educación de la República de Chile.
¿Cómo confiar en lo que no veo cuando dudo de mi ser?
El remezón interno tiene ritmo propio
es ajeno a los eventos a mi alrededor.
Con esta obtusa franqueza admito mi debilidad.
3
Aún no veo caer nada, solo siento temblores
en mi cuerpo algunas noches
en el cemento de las avenidas 5 años atrás.
El tambaleo me calma pero no me basta.
Necesito un derrumbe real.
Quiero aprender a desmantelar engranajes
acercar los mitos a mi realidad palpable
y en medio de todo el movimiento
atreverme a gritar lo silenciado
aunque nadie escuche en serio.
Mientras tanto dejo caer lo impuesto
vivo el vértigo de una existencia breve en un país joven
y me concentro en la vibración de las voces de mis compañeras.