El Tiempo Ya no Llora
es que Amado Otoño,
has Llegado.
El Tiempo Canta
y en su Sonora Voz de Vientos
y de Lluvias
la Luz Alumbra
desde ese, el Otro Lado...
Quizás, soy la Primera en Recibirte
con la Piel y las manos Deshojadas,
como las Ocres Hojas Muertas Y Vencidas
que Crujen en mi Calle.
Otoño Amado, por fin, Ya has Llegado.
Con tus Alas Abiertas
a los Misterios,
y con tus Brazos Abiertos
a la Calma,
a los Leños
de un Madero,
A la Libertad de tus Sueños
Hecho de Polvos
y Nieblas,
ésas que Curan
las Heridas Más Mortales...
Otoño de Hojas Secas,
Otoño entre mis Manos Hechas Cuna,
que en Sones de Bemoles
Canta su Canto
en Ardores
al Borde de un Abismo,
o de un Barranco...
Otoño, quizás soy la Primera en Recibirte,
Mientras la Luna de Pasiones
Alumbra de Voces
las Promesas...
Otoño, en Ímpetu Imborrable.
Otoño
que Muestra sin Quererlo,
esa Cara Deshojada
esa, que se Parece por Momentos
al Sauce que Espera Florecer
en las Riberas Inalcanzables de un Lánguido Lago,
Al Sabor de las Amapolas
que Duermen sin sus Dulces Pétalos,
A los Vientos Huracanados y Nocturnos,
Y a mi Alma Misma
que con Vos,
mis Huellas sin Camino
Se Vuelven Ocres,
Y sin Saberlo ni Darme Cuenta,
Resucita Siempre
A tu Lado...
(Patricia)