Tus miradas me quemaron
como el fuego de mis leños
y cruzaste los valles blancos
infinitos de mi cuerpo.
Una emergencia desmedida
de mi piel furtiva
morir mil veces en un día
manantial, aguas subversivas.
El viento cambio su norte
Mi tarde se hizo horizonte
Se hizo el cielo tormenta
Como un presagio de muerte.
Hoy, mi tarde yace herida
en la bruma de mi pecho
una daga del destierro
moja mi cause y mi lecho.
Hoy tengo por dolor
el frio helado de los inviernos
y por pena tengo
la escarcha del aguacero
la lluvia pálida de la luna
con su murmullo de acero.
Si mis cavernas dejaron de ser tu patria
Y mis valles dejaron de ser tu puerto
mi s colinas ya no serán tu norte
en las cañadas de mis inviernos.
Aunque no regreses
al cause que fuera tu destino
encallare mi boca en otro muelle
para beber las aguas del Leteo.