De mi pecho desapareció
una fiel pasión desmedida
y aunque trato no consigo
creer que ella esté perdida.
Veloz desperté a mi mente
que dormida se encontraba
y entre sollozos me dijo
ignorar donde se hallaba.
Entonces toqué mis brazos
preguntándoles lo mismo
pero hicieron caso omiso
y se abrazaron al mutismo.
Calmada le hablé a la boca
de sus besos quería saber
y dijo que vivían presos
en los tibios labios de ayer.
Pensé que estaba alienada
que me aplastaba una roca
y que todo eso me ocurría
por deber una cuenta erótica.
Miré hacia arriba confiada
en que certeros mis ojos
verían la exuberante pasión
que avivaba mis antojos.
Y ¡aleluya! allí bien estaba
con las nubes en el cielo
que la acogieron con prisa
y le dieron mucho consuelo.
Grité a los cuatro vientos
que casi nada hacía falta
para revivir viejos tiempos
y lo hice con voz bien alta.
Devoto mi corazón palpitó
y mi mano me tocó el pecho
la pasión había regresado
supe que era así de hecho.
Fue un prodigio del amor
porque amado mío te vi
cuando al mirar hacia lo alto
tú… me mirabas a mí...
Amelia Suárez Oquendo
21/03/2024