Amelia Suârez Oquendo

PRODIGIO

De mi pecho desapareció

una fiel pasión desmedida

y aunque trato no consigo

creer que ella esté perdida.

 

Veloz desperté a mi mente

que dormida se encontraba

y entre sollozos me dijo

ignorar donde se hallaba.

 

Entonces toqué mis brazos

preguntándoles lo mismo

pero hicieron caso omiso

y se abrazaron al mutismo.

 

Calmada le hablé a la boca

de sus besos quería saber

y dijo que vivían presos

en los tibios labios de ayer.

 

Pensé que estaba alienada

que me aplastaba una roca

y que todo eso me ocurría

por deber una cuenta erótica.

 

Miré hacia arriba confiada

en que certeros mis ojos

verían la exuberante pasión

que avivaba mis antojos.

 

Y ¡aleluya! allí bien estaba

con las nubes en el cielo

que la acogieron con prisa

y le dieron mucho consuelo.

 

Grité a los cuatro vientos

que casi nada hacía falta

para revivir viejos tiempos

y lo hice con voz bien alta.

 

Devoto mi corazón palpitó

y mi mano me tocó el pecho

la pasión había regresado

supe que era así de hecho.

 

Fue un prodigio del amor

porque amado mío te vi

cuando al mirar hacia lo alto

tú… me mirabas a mí...

 

Amelia Suárez Oquendo

21/03/2024