Cuando el sol llorando formando
una cortina pálida rojiza entre el horizonte, y el cielo
sangra sobre el mar azul, enciende mis ojos.
Entonces,
el día está amaneciendo.
Músicas, susurros, imágenes, sonidos…
Alterando mis biorritmos me emborracha
con ese lienzo digno del mejor impresionista
que los colores de los tulipanes le cegaban la vista.
Nervio óptico cortado con la guadaña
de la exquisitez de la belleza divina.
¡Oh naturaleza!, inauditos escalofríos en mi provocas,
eres luz y oscuridad,
belleza y estruendo,
bondad y maldad,
amor y desamor,
anhelos, sentimientos que engullen
mi soledad, reptando hacia mí,
el óleo de la divinidad, de la belleza de la felicidad...
Dame el foco pálido de la noche
su cuna, la amada de los luceros,
el rayo rosáceo de dónde nacen las galaxias,
el resplandor del big bang.
Dame el recorrido del sol, de la luna
de las brujas en su oscuridad, de las ánimas
en su maldad. pero hazme feliz como eres tú
con todo lo que puedes contemplar.