Del desvelo nace la rutina
por cálidas avenidas grises
donde hay furia de infelices
frías hormonas los domina.
El que vulnera no escatima
sucesos ávidos indeseables
que vuelven a otros vulnerables;
cuando agredes ni te arrimas.
Permaneces ira al atardecer
hasta el ocaso se decolora
en espera que llegue la hora
malos caminos reconocer.
El sol de mediodía te sonroja
pero, tu risa no es risueña,
tu mente se considera dueña
de ángeles que siempre despojas.