Fue una tarde de lluvia en medio de la sequía,
un silencio se apoderaba del alma,
un viento helado se la llevaba,
ya no quedaba nada en la casa, solo ruinas de las llamas.
Un talismán maldito, la suerte echada,
un mensaje escondido en una publicación apocalíptica de lo que se avecinaba,
dónde la fé estaba totalmente perdida y opacada.
El corazón dejó de latir,
el llamado dejó de existir,
las palabras dejaron de seguir,
el amor dejó de sentir.
Es un adiós para siempre,
un olvido anunciado,
decir ya no te amo sin dolor,
y la promesa viva de abandonar,
aquella historia de un par
que no volveran el cuento contar,
para una herida cerrada dejar,
que no se volveran abrir jamás.