Tu fuiste, amor, manjar en el ayuno,
vergel feraz sin agua renacido,
el mar inmenso en cuenco contenido,
todos mis dulces versos y ninguno.
Tu fuiste, amor, culpa de mi infortuno
la escarcha helada en el estío árido,
sueño soñado y nunca revivido,
tu eras Penélope y yo airado Neptuno.
Y como el Dios impuse mi castigo:
te desterré por celos de mi almohada
para intentar, amor, así olvidarte.
Ya te perdí Penélope soñada,
y describí mi historia en tu estandarte:
“ No supe, amor, con amor enamorarte “.