¿Qué he de decirte, mariposa,
cuando apenas puedes volar?
Esta triste red empaña
tus alitas de cristal.
¿Qué he de decirte, mariposa,
si a duras penas logras soñar?
¿Qué he de decirte, mariposa,
para que dejes de llorar?
Hay tantas orugas
que caminan campo abierto
y que quieren lo que guardas
con recelo tan adentro...
Vuela colorida
sobre prados de cristal
aunque alas sean la vida
que te han de arrebatar.
Bebe mariposa,
de este néctar, de esta cima
de esta pócima cruenta
que podría ser la vida.
Dime mariposa,
¿Qué te inspira en tu espiral?
Sin escamas tú podrías
alejarte del cristal.
No te fijes mariposa,
en insultos de una oruga.
Ellas mienten, y masacran,
ellas no poseen ternura.
En el dolo no te obceques,
mariposa, ten mesura,
deja que rosas se acerquen
con el viento que rehúsan.
Tanto flores como esporas
se confunden en azules
por esas similitudes
con el cielo en el que brotas.
Y si algo les carcome
en la cúspide a las rosas
es la envidia de los dones
que tú alcanzas, mariposa.
No las temas, mariposa,
ellas aman tu locura.
Solo quieren ser hermosas
como tú que eres tan tuya.
¿Y qué he de decirte, mariposa,
para que puedas sonreír?
Si apenas puedo decirte
que te quiero para mí.
No te dejes nunca
atrapar por el cristal
aunque vivas como oruga,
poesía irradias al soñar.