Un par de años cumple hoy
mi nieta Julia, mi niña,
y, como ‘aitona’ que soy
de esta adorable chiquilla,
pues, claro: encantado estoy
tras tirar de su orejilla,
muy suave, sin hacer daño,
y besarla en la carita,
de cantarle el ‘Cumpleaños
feliz’ y ‘Las mañanitas’,
que aquel rey David de antaño,
cantó a las chicas bonitas.
Con los nietos, los abuelos,
que estemos ‘chochos’ se entiende:
son los más guapos y buenos
y listos no, lo siguiente;
y yo también, por supuesto,
lo estoy con Julia, obviamente.
En grado sumo me tiene
impresionado mi nieta,
por el brío que sostiene,
mientras se encuentra despierta,
lo activa que se mantiene,
porque es que no para quieta,
y es del todo impresionante
cómo maneja las cosas
que se ponen a su alcance;
con manos habilidosas,
mente curiosa y brillante,
se lo propone y lo logra.
En su lenguaje incipiente,
en el que no soy experto,
por falta de horas de oyente,
ya se hace entender y es cierto
que su avance es evidente,
aun si parece que es lento,
En su entorno familiar,
feliz se la ve y contenta,
y, en cuanto a socializar,
se puede decir que es buena
cultivando la amistad,
dentro y fuera de la escuela.
En este día especial
en que, a bordo de la tierra,
pasa ante el punto vernal
de la eclíptica, mi nieta,
en su periplo espacial,
e inicia otra primavera,
como en su día natal,
le deseo larga vida,
de plena felicidad,
sintiéndose tan querida
como es en la actualidad,
por cuantos es conocida.
© Xabier Abando, 22/03/2024