Porque los he amado en toda vida
y en toda vida yo los amo.
En aquella vida compartida
y en ésta, que ya tienen propias vidas.
En mi carne y en mi ser –qué intensa vida-
se acuñó mi sentimiento que estremece
y voló hacia ellos -alto vuelo-
en un abrazo efusivo e inefable.
¿Qué insondable sinsentido hubiese en vida
no haberlos así amado
y no haberles enseñado que es amando
como se sublima todo instante?
Que amar es ser Dios de alguna forma
y me ayudó por cierto a ser más hombre
cediendo con el blanco de magnolias
y el rojizo pudor de las verbenas.
Es breve lo que digo, pero abarca,
en sí lo breve abarca la existencia
y proyecta a lo feliz y a lo gozoso
de mi vida y de todas esas vidas.
Que no hay perfección más acabada
que abrazarme al amor que me ha abrazado
y he fundido en él, con mi alma abierta
la esencia añorada en mi existencia…
De mi libro “Del ser de mi existencia”. 2018 ISBN 978-987-4004-71-0