La vi por la calle,
la vi en el sendero.
Yo quise decirle,
decirle… ¡te quiero!
Mas supe al instante
que no era oportuno
la vi con un hombre
junto al aceituno.
Quedé enamorado
con solo mirarla
quería tenerla,
tenerla y amarla.
Y hoy sufro en las noches
sabiéndola ajena
y mi alma contrita
se muere de pena.
Qué triste es la vida,
si nunca he de verla
sintiendo me quedo
que voy a perderla.
Si no estoy con ella
me quedo en la vera
buscando en las flores
de la primavera.
Si encuentro una Rosa
que calme este miedo
y dé sus caricias
sin tanto remedo,
yo se lo aseguro...
¡Con ella me quedo!