Que por mi vida pasaron
muchas gentes conocidas,
que ninguna de ellas, había
el día que me enterraron,
solo parte de familia.
Que las flores que me adornan
son mentiras caducadas,
hojas secas derramadas
sobre el mármol de la fosa,
entre velas apagadas.
Porque un día me olvidaron
sin recordarme, siquiera
y envuelto de cal y tierra¡
mi cuerpo lo abandonaron,
y dejaron que pudriera.
Largas noches, largos días
para un descanso eterno,
todo el mundo esta durmiendo
bajo las lápidas frías,
soñando con ir al cielo.
Y mientras tanto, mi cuerpo
poco a poco se marchita,
poco a poco se disipa
en la tierra de este suelo,
donde no existe la vida.
Que noto el aire pasar
y la brisa, por encima
y la lluvia, y la humedad
y noto el sol cuando brilla,
o el tiempo y su pasar.
Ya no me acuerdo de nada
ni recuerdo bien quien era,
solamente una estampa
adorna mi cabecera,
junto a una cruz, hecha de lata.
Y si el descanso que tengo
lo tomé, por merecido¡
no es la muerte un castigo,
ni un dolor, ni un quebranto
pero si, que es un olvido.
Que un día, trae otro día
y una noche, otra trae
que las flores se marchitan
y el tiempo hace cenizas,
de las vidas que se caen.
Que por mi vida pasaron
muchas gentes conocidas,
y ahora¡ quien me visita?
quien de mi se ha acordado?
solo, las flores marchitas.