A ELLA
Mi madre
Espíritu celestial por Dios bendecida,
Grandiosa Mujer que nutriste mi alma,
Nardo exquisito de entrega aguerrida
Llenas mi vida y encarnas tu calma
A ti que alientas mi vida contagiando mesura,
Te llevo muy dentro cuan grandioso tesoro
Porque abrigas mi ser con exquisita ternura
Por gracia del Padre que siempre le adoro.
Fina fragancia que embelesas mi ser
Te amo y extraño tu valiosa presencia
¡Oh, Dios bendito! permite, su eterno florecer
Por la angustia que infringe su ausencia.
Ernesto Gallo