En el abrazo azul del mar,
el aliento fresco del alga marina,
la caricia salina vibrando
en la esencia de mi rubro corazón,
la pasión encendida me abraza.
Tus ojos tiemblan
como cuentas en la boca de un pez,
y tus labios callan besos que hablan,
la esencia de la noche y la luz,
tus manos evocando la cristalina brisas ,
acarician las hojas del manto de mi ansia.
El color de la alegría,
resplandor de azahares,
las alas de la mariposa nácar,
intentando alzar el vuelo
entre los rayos dorados de la aurora.
Es el rojo,
el vibrante rojo de los pétalos del hibisco
bailan en la brisa primaveral de mi otoño,
en el verde intenso de la hierba que crece
bajo el manto de la luna plateada.
Es el aroma dulce de los nardos,
que florecen en el valle de mi cuerpo,
y el brillo radiante del rocío,
vuelo de alas doradas,
que me besa con frescura la piel.
Soñé que las vides verdes
entraban por mi ventana,
y las nubes doradas
pintaban mi cielo de alegría.
Entonces, el azul del mar,
el verde de la hierba,
el rojo de las flores, el dorado del sol.
Es el espectro completo de la vida,
reflejado en tu sonrisa,
en cada latido, en cada suspiro de tu voz.
Las nubes cayeron pintando mi cielo de oro,
soñé conmovida por la historia contada,
amando la luz solitaria de las estrellas
como las lágrimas de una niña
parecidas a una perla con tristeza.
Y en la cumbre,
suena un eco con mi nombre,
el vibrar de cuerdas lo transporta en flama,
en mi cabello , lecho de hojarasca,
nido áureo de mariposas de nácar.
A.B.A. 2024©
Amalia Beatriz Arzac
Buenos Aires – Argentina
Imagen: Metamorfosis de ángeles en mariposa
Salvador Dalí (Figueres, Girona, 1904-1989)