Hoy no es un día cualquiera, recuerdas esa tarde,
aquella tarde de verano en que llegaste a mí,
muy hermosa, haciendo de tu belleza un alarde,
y desde aquel día yo no puedo vivir sin ti.
Recuerdo esa tarde cuando yo te esperaba,
mirando al infinito tu pronto llegar,
llegaste en silencio y mi alma te aguardaba,
para llenarte de besos y poderte amar.
Te cogí de los hombros y te miré fijamente,
y cambiaste la mirada queriendo disimular,
desde mucho tiempo vivías en mi mente,
pero desde que llegaste no te dejé de amar.
A veces tú me dices que esto es imposible,
que no vale la pena, que allí debe quedar,
la tristeza asoma y el corazón se pone sensible,
entonces vuelven pronto mis ansias de amar.
Hoy te recuerdo porque siempre vas conmigo,
yo añorando noches que quizás no volverán,
déjame estar a tu lado, como amante o como amigo,
déjame tus recuerdos que bien guardado estarán.
Hoy te necesito tanto, hasta sin medida,
y tus besos me queman en cada atardecer,
eres tú mi diosa que en mi ser va prendida,
que hoy al recordarte me siento fallecer.