En la salita de espera
de la residencia arcana,
una mujercita aguarda
una visita con pena.
¿ Por qué no viene mi esposo,
porqué no llega mi hermana,
porqué mis hijos no saben
la tristeza que me inflama ?
¿ Por qué mi niño precioso,
porqué mi canela en rama,
no vienen a visitarme
en esta tarde sin alma ?
Cruzadas tiene las manos,
las arrugas en su cara,
y de los ojos enjutos
una lágrima se escapa.
¡ No vienen porque no existen
porque no estuvo casada,
porque está sola en el mundo
y una enfermedad la engaña. ¡
Mientras la mujer solloza
otra la besa en la cara:
la soledad compartida
equilibra la balanza.