Tomás Osorio del Río

Irina

Irina, si mis ojos sueñan,

Irina a mis sentidos frena.

Risueña su risiña quema

y calma la ira de mis venas

 

Irina, con su piel de cobre,

Irina contra mis entrañas,

desentraña y calcina mis mañas,

artimañas que su voz recobre.

 

Irina, dime cuántos besos

podrán proclamar la armonía

de las sonrisas cardiacas, tardías,

que no supimos dar.

 

Irina, dime cuántos sueños,

miradas lascivas sufría el mar

que en su lujuria asfixiaba a la pena

y ahogó mi pesar.

 

Irina corroe por mis venas,

aniquila mis pobres anhelos,

de su amor brotan las azucenas

que yo marchité por creer en juegos.

 

Irina, estrella de mi infierno,

ira mía que sucumbe al fuego,

suspira al marcharse por su ego,

reina mía implora su remiendo.

 

Irina, dime si estas iras

podrán recordar la amargura

que una vez sentí en la ternura

de otra amistad.

 

Irina, dime entre sonrisas

si arrebatarán la alegría

o si nada nos separaría

en la eternidad.