jvnavarro
TOREANDO UN POEMA
Le he hecho un quiebro a un poema
que parecía un miura,
engañándole con un movimiento
muy artístico de cintura
y tras una media verónica
y una serpentina,
se ha quedado el bicho
clavado en la arena,
resoplando y maldiciendo mi heroísmo.
Era este un poema desquiciante
que solo hablaba de guerras, muertes,
suicidios, violencia y machismo.
Tal como lo toreé,
lo dejé que respirara
allí él tendido,
con sus versos rotos
y ya volando por todo el hemiciclo.
Solo se encontraba el poema,
de él surgían sus miserias,
ante un cuantioso y animado público
que observaba expectante
con sus propios ojos
lo que ocurría.
Todo era tan real
que el sol se vino abajo
y las sombras dieron un tono más oscuro
a ese instante
tan genuinamente lleno de surrealismo.
Miraban los espectadores
desde los tendidos
con cara de respeto
mientras pedían un oreja,
para quien lleno de oficio
saludaba con la montera en la mano
y se iba camino de las tablas,
para refrescarse la cara
y cambiar de tercio
antes de que agotado el poema
se le viniera abajo
y quedará la corrida poética convertida
en un mar de pañuelos
pidiendo su devolución a los toriles,
por ser este flojo y poco combativo.