Añejos recuerdos con calma
me murmuran bajito al oído
diciendo que no se han ido
porque hacen feliz mi alma.
Una noche innovó mi vida
cuando yo a mis pasos flojos
los detuve al ver dos ojos
que alumbraban la avenida.
Los vi como algo rutilante
y pensé que era un clamor
que igual a un mito del amor
yo bautizara a ese instante.
Por casualismo tú llegaste
muy pronto mucho te amé
y con ese amor colmé
el amor con que me amaste.
Quedó todo bien acordado
compartíamos una razón
y latía ávido mi corazón
porque por ti era agradado.
Había un documento legal
y con mucho gusto firmamos
ese día en que juramos
por nuestra unión conyugal.
Un matrimonio agraciado
por el cielo bendecido
fue un regalo bien recibido
que en mi alma está atesorado.
Y estuvimos algún tiempo
uno del otro distanciado
por algo que en su anunciado
no devino en un contratiempo.
Aunque vivíamos sintiendo
a distancia corta o larga
el dolor que el alma carga
si por amor está sufriendo.
Las horas y los días corrieron
se fueron meses y años
nunca existieron engaños
y los pesares se murieron.
También te llegó el momento
de irte dejándome a mi
con este amor que por ti
aún florece cada momento.
¡Qué irrefutable verdad!
Ese amor tan adorado
es mi eternal sueño dorado
convertido en realidad...
Amelia Suárez Oquendo
24/03/2024