Carlos Justino Caballero

CUANDO HICE ESA PAUSA

Un día, el sol brillando,

tomaste de las crines al tobiano

y creciste en mi mirada y en mi voz

al galope tendido de tus sueños.

Calor de vida, espinillos dorados,

espina y tala, monte y aguas sonoras.

Corazón y latidos en los cerros

músculo y sangre y lúcida mirada.

 

Y un día el cielo se nubló

y fuiste hombre arropando los espacios

en esa, mi pausa necesaria.

Sin dejar mi cercanía ni mi voz,

fue tu ser brújula y presencia

donde eran obvios genes ancestrales.

Mi sentir, henchido sintiendo tu sentir

de orgullo y brillo saturó mi alma.

 

a Carlos María

 

De mi libro “Del ser de mi existencia”. 2018 ISBN 978-987-4004-71-0