En una noche oscura, tenebrosa,
mientras caminaba en soledad
por un sendero no menos sombrío
tuve la sensación de ser acompañado
sin poder definir, si era por un ser
terrenal o una figura fantasmal.
Sentí en el cuerpo un escalofrío
que me caló hasta los huesos
propio del miedo que me aterró.
Entonces escuché que me hablaban
con un acento conocido y cariñoso,
me decía, \"Carlitos no te asustes
soy yo, tu amigo Ordoñez,
te vi cuando cruzaste la esquina
y a pesar de la tenue luz, te reconocí
y me dije, es muy feo y tétrico
por donde va y seguro sentirá temor,
voy a acompañarlo, espero me aceptes
como compañero de camino,
así te será más llevadero el tránsito,
por estos lugares que te marco el destino\",
sentí cierta tranquilidad y hasta alegría
aún a sabiendas, que él había fallecido.
Y pensé, los que aman, no hacen daño,
con esa premisa acepté su compañía
y continúe mi caminata sin temor alguno
orando para que Dios, lo tenga en la Gloria.