Mis pies sobre tosca roca toca
el leño escultural y las astillas de seda.
La corriente del río muestra
su Argentada mueca blanca
¡Ah, me digo!:
como apuñarme en el cielo
y desde ahí oir el sosiego del río,
porque así parece, un sosiego que hace maravillas...
¡Gloria a Dios! ¡gloria a Dios!
que me tiene un paraíso
cuando pongo los pies sobre la tierra,
y los pensamientos en el soplo aysenino.