Sabía que era ave libre desde el tiempo aquel
en que entró a mi tiempo.
Que era ave fugaz y yo debía instruir su vuelo
con certeza de águila y ternura de paloma.
Sabía desde antes de que fuera
que es el destino de los hijos y sus padres,
pero igual me encuentro mirando al este
adonde se ha ido, no muy lejos… Mas hay distancias
que se sienten como pulsátiles recuerdos.
Es que aun sabiendo lo que tenía que saberse,
se llevó consigo muchos años rodados a mi lado
con singladura común nacida del mismo hálito.
El aire se ha dormido y en esa quietud puedo llegar lejos
y en armonía sentir como contigua su presencia.
Donde no hay olvidos ni llorar de lejanías,
sólo latir de sangre y de ladrillos de paredes blancas
de gozosas añoranzas ya sabidas…
desde el tiempo aquel en que entró a mi tiempo.
a Beli
De mi libro “Del ser de mi existencia”. 2018 ISBN 978-987-4004-71-0