No hace falta crear nuevas quimeras
ni cambiarle su nombre a la esperanza,
por sentir que florece en la bonanza
un amor que traspase las barreras.
Se alimenta de lleno en la confianza
y crece derribando las fronteras,
dejando tras su paso primaveras
en donde antes reinaba la añoranza.
Y no sirve de nada disculparse
por llegar a sentirse desbordado
por aquel sentimiento sin igual...
Solo queda aceptarlo y entregarse
a la hoguera de estar enamorado
y encontrar en sus llamas el final.
D.R.