En la pista de la vida, con zapatillas listas,
el sol saluda fuerte, la jornada persiste.
Respiro hondo y empiezo, con paso firme y presto,
cada músculo despierta, en el reto consiste.
El sudor es testigo de la lucha interna,
cada gota una historia, de fortaleza eterna.
Levanto pesas, salto, y en la cuerda danzo,
mi cuerpo es mi templo, y lo cuido, lo avanza.
El parque es mi santuario, la naturaleza guía,
los árboles aplauden, mi esfuerzo cada día.
Corro hacia la meta, con el viento de aliado,
mi corazón late fuerte, por el fin alcanzado.
Y al final del camino, cuando el cuerpo pide calma,
siento paz, siento gloria, en el alma y en el alma.
Hacer ejercicio es más que una tarea,
es un acto de amor propio, que la vida entera alegra.