Que un verdugo justiciero
sea quien ponga final,
de sentencia¡ y algo mas
a esta, vida que llevo.
Que nazca la oscuridad
de la luz mas inquietante,
que las heridas me sangren
y que duelan mucho mas,
que ese dolor, no es bastante.
Que la vista se me apague
como se apagan las velas,
que rezo, porque me duelan¡
tantos golpes en mi carne,
y que sea esta condena
mi calabozo, mi cárcel.
Que mis manos se retuerzan
entre el chasquido de huesos,
que mis gritos enmudezcan
del dolor y del esfuerzo,
pero que no desfallezca.
Que la sangre de mi cuerpo
se vacíe de mis venas,
que ya no viva, que esté muerto¡
y que pase en sufrimiento,
los días, y noches enteras.
Que mi alma sienta rota¡
y las fuerzas me abandonen,
que pasen lentas las horas
aguantando tales males
y que muera, estando a solas.
Que todo esto prefiero¡
y lo cojo sin dudar,
prefiero ese penar
que saber que no te tengo,
no lo puedo soportar¡
ese dolor, es inmenso.