Siempre estoy agradecido de
sus bendiciones que me da Dios.
Hay días que me falta el pan, solo
me despierto temprano, me voy
al trabajo, regreso a casa felíz.
Hasta con mi vecino comparto
de lo que hago en mi trabajo. Lo
bonito es no ansío mucho, porque
el día que me vaya de este mundo,
solo sé que en cuatro tablas me iré;
ni sentiré el llanto de quienes fueron
mis amigos, o de una dama que
me amó. Solo sé que hoy disfruté
de un buen bocado y soy felíz.