Dulce niña
Tus ojos, dulce niña, tus ojos son mi cielo.
Apenas y te veo con gozo y emoción,
y siento ya en el pecho, yo siento que hasta vuelo
dejando muchas huellas en todo el corazón.
Sonríes, ¡ay, mi niña!, se me acelera el pecho
y esa, esa miradita flamea como flor;
aunque no te lo digo, te quiero, ya es un hecho,
yo soy el que en silencio se muere por tu amor.
Tus ojos, tierna niña, tus ojos son mi gloria;
y al verte de repente te quiero hasta besar...
por eso día y noche te llevo en mi memoria,
porque solo en tus brazos me quiero yo quedar.
Porque siento al mirarte la paz tan anhelada
y corre por las venas lo que jamás sentí...
mi amor es todo tuyo, lo guardo entre la almohada,
y si hay cosa difícil, la vida doy por ti.
Samuel Dixon