En mi mente y en mi corazón dejaste tus estructuras,
algunas quisiera que fueran diferentes, mas lo real es que existen.
Para bien o para mal o para amarte u odiarte,
para certeza o incertidumbre o para cordura o locura.
Recorro esas estructuras, las habito y decoro
con mis deseos de hombre, de domarlas y ajustarlas
y en ellas mancillo tu imagen con mi profana lujuria
de forzarte a quererme y de someterte y castigarte.
A ellas vuelvo cuando tu me faltas, pues tu las edificaste.
Fue espacio vacío y tu lo llenaste, y en él proyectaste tus miradas,
que desnudas y experimentadas definieron rocas, valles y orizonte,
para que yo recorriera, me recreara y durmiese.
¿Qué habré creado yo, en tu paisaje de flores, de espinas y amores?
¿Qué habré dejado yo, en tus valles exuberantes, de ruinas y bosques?
¿Qué habré olvidado yo, en tus acantilados donde el eco no regresó mis palabras?
¿Qué habré sembrado yo, en tus fértiles humedales?