Es ese, el Cóndor
que Sobrevuela el Sin Destino
que No Halla la Paz
entre las Cumbres Rígidas e Inciertas
de las Montañas tan Gélidas, Heladas
de mi Patria...
Es esa, la Eterna Eternidad
que Anida, aunque no lo Sepas,
entre los Nudos Desatados
de Tu Alma...
Es Ver sin Ver la Luz,
en las Laderas Azules
de las Hojas de los Jacarandáes
de un Noviembre en Buenos Aires.
Es la Espúrea Soledad
que Muerde o
que por Veces Enamora...
Muerto el Sol.
Muerta y sin Estrellas
la Pálida Luna.
Centellea en un Perdido Ocaso
el Paraíso Eterno de La Muerte.
Y el Tiempo que Mide las No Distancias
entre las más Sombrías.
Locas,
Impías,
Sordas y Ciegas
Sombras...
(Patricia)