Extraño el sueño de su mirada cautiva,
inclemente, acusada, disruptiva,
y tiéntame el verso para que yo lo reciba.
Amor aprisióname
en tu juego onírico;
Trastoca el mundo lírico
en tu magia subversiva.
Haz que la ilusión desinhiba
esta magia empírica
y coercitiva.
Amor condéname
a las cadenas de tu criba;
Subyáguese mi lírica
a su jaula, sumergida.
Haz de esta victoria pírrica
el castigo que cohíba
y que emerja en mi diatriba.
Amor delátame
ante esa fuerza represiva,
y desátame la vida,
para que la muerte yo reciba.