La luz de su interior borró la sombra
aquella que cobijo a mí me daba.
Se fue, se marchitó, con la alborada,
y el viento suave y fresco de las lomas.
Su luz del corazón también me toca
y salgo de la noche que recala
los miedos que se alojan en el alma
y caen como lluvia gota a gota.
Las noches hoy disfruto más sereno,
se fue el dolor ingrato de mi vida,
limpió lo que por dentro estaba muerto
y luego renovó la luz del día
muy dentro de mi ser que estaba yermo
y lleno de las sombras con neblinas.