Tengo tantas cosas que querer decirte
que te las digo y no escucho mis palabras.
Es como hablar para siempre decir nada
y volverme a mi silencio otra vez triste.
Que gran dolor no saberte qué decir
ni reflejar todos estos sentimientos
que se agolpan en mi boca con empeño
y mostrarte que están hechos para ti.
Llevo golondrinas con canto invisible
en mis alforjas de voces apagadas
junto a un revoltijo de páginas blancas
deseosas de ser la voz que te escribe.
Que tormento es el vacío de las cosas
que no salen tras mi virgen corazón
y me queda como herida de interior
silenciando los reclamos de mi boca.
Mis palabras son como gotas de un sueño
que alimentan al río desventurado
porque nunca alcanza al mar enamorado
y se queda abandonado en el silencio.
Tengo tantas cosas que querer decirte,
pero no me atrevo,
y, por callar,
te fuiste.