El aire bochornoso
bañado por el sol,
el calor chamuscando
los colores de verano
del jardín lánguido.
Entre ramas sombreadas,
en silencio soletario
ella estaba,
recatada y orgullosa,
envuelta en un rayo
de encantamiento.
Una ráfaga inesperada,
un aliado disfrazado,
le hizo hacer una reverncia,
despeinando sus pétalos,
así aumentado aún más
la belleza de la rosa amarilla.
David Arthur ©®
La foto propia