No escuché cuando llegaste
porque ya era madrugada.
Abrazaba la almohada…
cuando casi me despertaste.
Pero algo me sofocaba
y adormilada mi mente
conjeturó que de repente
allí un fuego me quemaba.
Me hablaste quedo al oído
con tierno y musical sonido
que me despertó totalmente.
Tus francos brazos me ciñeron
y nuestros cuerpos tuvieron
un amanecer vehemente.
Amelia Suárez Oquendo
28/03/2024