Permanecí como un árbol seco en agonía
sin raíces, sin hojas, sin flores
tocó en mí, la antorcha mortecina y vaga
de un anochecido cielo sin nubes al vacío,
¡Marchitando la faz de mis ojos en hiel!
***
Una mañana grácil de abril, desperté con
la suave lluvia…
descendía entre mis hojas vespertinas la luz,
¡Coreados con el plácido viento!
y con su brío… acarició su fuerza en mí.
***
El sol abrazó mi sombra con redención
la tormenta huyó de mi camino,
mis alas rotas renovaron el vuelo
y como el águila en su júbilo,
¡Descubrí nuevos horizontes…!!
***
Ahora mis alas se llenan de audacia
con la fortaleza del mar y el sol,
resurgí como el ave fénix desde las cenizas,
entonces comprendí…
¡Que el universo habitaba en mí…!!